¿Reptilianos entre nosotros?: Secretos gélidos bajo piel artificial.

¿Justin Bieber, Alejandro Magno, Genghis Khan, la Reina Isabel o Mark Zuckerberg? ¿Qué une a estos nombres, aparentemente dispares, a través de la historia? Según una pequeña, pero persistente, fracción de la población mundial, todos comparten un secreto oscuro y gélido que se esconde bajo una fachada de piel humana. La idea de que una raza de reptiles cambiaformas controla el mundo desde las sombras, una élite alienígena que se camufla entre nosotros, no es solo una fantasía marginal, sino una creencia arraigada que se abre paso entre los intersticios de nuestra cultura, cuestionando la misma base de lo que consideramos real. Prepárate para descender a un abismo de conspiraciones y misterios ancestrales.

La Sombra de los Reptilianos: Una Conspiración Milenaria

Desde los albores del siglo XXI, la teoría de los reptilianos ha emergido de los rincones más oscuros de la web para infiltrarse en la corriente principal. La premisa es simple: figuras poderosas, desde políticos hasta estrellas del pop, no son lo que parecen. Bajo su apariencia humana se ocultan criaturas reptiloides, seres de sangre fría con agendas ocultas.

¿Cuál es su objetivo? Las teorías varían. Algunos creen que buscan controlar nuestros recursos, manipular nuestras sociedades o incluso esclavizarnos. Otros sugieren una explicación aún más siniestra: que nos consideran una fuente de alimento. La idea puede parecer descabellada, un producto de la imaginación desbordada. Sin embargo, para un número sorprendente de personas, esta conspiración es una verdad innegable.

Estos creyentes no se basan solo en teorías modernas. Afirman que la historia, la mitología y la arqueología ofrecen pruebas de la existencia de estos seres mucho antes de la invención de Internet. Antiguas culturas describen dioses serpiente, seres de sangre fría y visitantes celestiales con ojos reptilianos. ¿Son estas descripciones meras coincidencias, o apuntan a una realidad oculta que ha permanecido velada durante milenios?

Nos adentraremos en uno de los mitos más bizarros y persistentes del mundo moderno. Exploraremos los orígenes de esta conspiración, las supuestas pruebas que la sustentan y las razones por las que tantas personas están convencidas de su veracidad. Desenterraremos las raíces de esta creencia, que mezcla alienígenas, poder, control y la aterradora posibilidad de que haya escamas reptilianas bajo la piel humana.

El Origen Inesperado: Los Túneles de Los Ángeles

A pesar de la insistencia de sus defensores, la idea de los reptilianos es relativamente reciente. Para encontrar sus raíces, no es necesario retroceder más de un siglo. De hecho, el origen específico de esta teoría aparece con frecuencia en los contenidos relacionados con la conspiración reptiliana.

La historia comienza el 29 de enero de 1934. Ese día, el periódico Los Angeles Times publicó un reportaje sobre un ingeniero llamado George Warren Shufelt. Shufelt afirmaba haber descubierto, con la ayuda de una supuesta "máquina de rayos X por radio", un complejo laberinto de túneles y catacumbas subterráneas bajo la ciudad de Los Ángeles, específicamente debajo de Fort Moore Hill.

Según Shufelt, sus "rayos X" revelaron habitaciones hechas de oro macizo y enormes pasadizos que descendían hasta 300 metros bajo tierra. Tras consultar con un nativo americano llamado Little Chief Greenleaf, Shufelt llegó a la conclusión de que los túneles no eran simples formaciones geológicas, sino los restos de una antigua ciudad subterránea mencionada en las leyendas Hopi.

Esta ciudad, según Greenleaf, había sido construida hace más de 5000 años no por humanos, sino por "hombres lagarto". Según el jefe Greenleaf, habrían existido tres ciudades como esa a lo largo de la costa pacífica de América del Norte. Estas urbes subterráneas fueron construidas para escapar de una gran catástrofe de fuego que asoló la superficie. Mil familias de estos seres se refugiaron bajo tierra, donde conservaron sus registros en tabletas de oro.

Esta enigmática raza era, según Shufelt, increíblemente inteligente. Se decía que los logros académicos de sus niños de 9 años equivalían a los de un universitario moderno. Sin embargo, los intentos de Shufelt por excavar esta ciudad olvidada terminaron en nada. Según la mayoría de las versiones, la financiación se agotó y sus hallazgos nunca vieron la luz. Las ruinas de los "hombres lagarto" y sus supuestos tesoros de oro seguirían ahí abajo, en la oscuridad, justo debajo de las transitadas calles de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos.

De los Túneles a los Hombres Serpiente: La Expansión de la Conspiración

A partir del "descubrimiento" de Shufelt, comenzaron a surgir conspiraciones similares. En los años 40, el ocultista y escritor Maurice Doreal publicó un folleto poco conocido titulado Misterios del Gobi. En él, Doreal describía una raza de "serpientes con cuerpo de hombre". Estos "hombres serpiente" tenían la capacidad de tomar forma humana en una era prehistórica no especificada. Libraron una guerra contra la humanidad y estuvieron al borde de la extinción.

¿De dónde sacó Doreal esa información? Nadie lo sabe. Décadas después, en los años 90, sus escritos influirían en uno de los principales responsables de popularizar toda esta conspiración: David Icke.

David Icke: El Profeta de los Reptilianos

La obra de David Icke es un capítulo aparte. En esencia, Icke amplió las ideas originales, asegurando que una antigua raza de reptiles proveniente de otro sistema estelar vive oculta en bases subterráneas por todo el mundo. Disfrazados como figuras humanas influyentes, especialmente dentro de linajes reales y dinastías adineradas (la familia Bush, la realeza británica, los Rothschild, los Soros, entre otros).

Estas criaturas, según Icke, se alimentan de carne humana y esconden otros propósitos oscuros. La influencia de Icke llevó estas ideas marginales al gran público y, desde entonces, la conspiración de los reptilianos tomó una nueva vida.

Evidencias Ancestrales: ¿Huellas de Reptilianos en la Historia?

Se afirma que los humanos llevamos miles de años encontrándonos con estos seres y que las pruebas de esos encuentros se han conservado en el arte y en los relatos de las civilizaciones antiguas. Con la popularidad de estas ideas, muchos comenzaron a buscar "evidencias" en el pasado.

Las misteriosas figurillas de la Mesopotamia neolítica, en lo que hoy es Irak, son una de las pocas piezas de "evidencia física" tangible utilizada por los defensores de esta teoría. Los arqueólogos las conocen como las "figurillas de los hombres lagarto de Ubaid", excavadas en varios sitios mesopotámicos, como las ciudades prehistóricas de Ur y Eridu.

Las Figuras de Ubaid: ¿Prueba Irrefutable o Interpretación Errónea?

Las estatuillas de arcilla están datadas del período de Ubaid de la región y representan humanoides con cuerpos delgados y alargados, ojos con forma de grano de café y narices afiladas que les dan un rostro con una apariencia general similar a la de un reptil. ¿Son demasiado realistas como para representar criaturas mitológicas o de fantasía? ¿Están basadas en seres reales, hombres y mujeres lagarto vivos y respirando, con los que nuestros primeros ancestros algún día se encontraron?

Además de estas figurillas, los defensores de la teoría reptiliana utilizan una gran variedad de historias mitológicas y textos religiosos de culturas de todo el mundo para sugerir que todos están hablando de lo mismo.

Dioses Serpiente y Ciudades Subterráneas: Un Mosaico de Interpretaciones

Varias culturas mencionan dioses reptilianos o poderosos seres parecidos a serpientes. La Biblia hebrea hace referencia a la existencia de una raza de serpientes llamada los "serafín". Según algunos, la serpiente Nahash del Jardín del Edén era una especie de raza completa y era completamente humanoide.

La mitología del sur de Asia menciona a los nagas, una raza semidivina de personas serpiente con el pozo de su entrada a la ciudad subterránea de los nagas llamada Patala. Los djinn en el Islam y los dioses serpiente emplumada de Mesoamérica también son vistos como "hombres lagarto".

Según estos teóricos de la conspiración, muchas regiones diferentes del mundo comparten similitudes inconfundibles que dan credibilidad a la idea de que los humanos han estado interactuando con una raza humanoide de reptilianos subterráneos avanzados con bastante regularidad a lo largo de la historia, desde al menos el Neolítico hasta épocas relativamente recientes, periodos helenísticos y demás.

Desmontando el Mito: La Realidad Detrás de las "Pruebas"

La "evidencia" de la conspiración reptiliana puede parecer un poco convincente, pero eso se debe solo a la manera en que los libros y los programas de televisión han enunciado y presentado estos ejemplos.

El Fraude de Shufelt: Una Historia Inflada

Volviendo a 1934, vamos a desglosar las "aventuras" del señor Shufelt. Comencemos con esa ciudad perdida de los "hombres lagarto" que Warren G. Shufelt afirmó haber descubierto bajo Los Ángeles, ya que esta historia aparentemente fue la chispa inicial de toda la conspiración.

La versión contada en el artículo original de Los Angeles Times y como muchos la han repetido desde entonces es engañosa, ya que omite muchos detalles cruciales. Por ejemplo, si esas catacumbas existen, ¿por qué no hay fotos de ellas o de las supuestas tabletas de oro? La respuesta es simple: toda la historia es en sí misma una completa farsa.

Todas las afirmaciones que Shufelt hizo a la prensa eran completamente infundadas, ya que nunca presentó ningún tipo de prueba física que la respaldara, ni una sola tableta, ni piedra grabada, ni siquiera fotos tomadas dentro de los túneles. Los dispositivos de "rayos X por radio" que Shufelt afirmó haber utilizado para encontrar el sitio en primer lugar no eran más que una vara de zahorí glorificada, ya que no tenían nada que ver ni con ondas de radio ni con rayos X.

Como muchos podrían haber adivinado, George Warren Shufelt no era una de las personas más confiables. Los registros muestran que tenía un largo historial de realizar montajes publicitarios como este. Según los archivos periodísticos, buscadores de tesoros han estado buscando oro bajo Fort Moore Hill en Los Ángeles desde finales de 1890, mucho antes de que Shufelt siquiera comenzara. Todos estos terminaron sin encontrar nada.

Un par de décadas después, el 4 de marzo de 1933, un nombre muy familiar aparece en la edición de Los Angeles Times casi un año completo antes de que ese mismo periódico publicara la historia de los "hombres lagarto". Nuestro viejo amigo Shufelt y un grupo de hombres habían decidido retomar donde lo dejaron los buscadores de oro de la década de 1890 y comenzaron a excavar Fort Moore Hill, pero no por oro reptiliano, sino por oro de conquistadores.

Según él, en su poder tenía un antiguo mapa en piel de oveja que indicaba que un tesoro español había sido enterrado bajo la colina hacía más de 100 años. Cientos de doblones de oro estaban esperando ser desenterrados. En esta versión de los hechos, no se menciona en absoluto a los legendarios "hombres lagarto".

Las "aventuras" de Warren Shufelt se detallan posteriormente de forma bastante extensa en Los Angeles Times en ese mismo año. De marzo a abril, su equipo solicitó repetidamente a la Junta de Supervisores de Los Ángeles con la intención de repartir el tesoro con la ciudad una vez descubierto. Afirmaban constantemente que estaban a punto de desenterrar su objetivo, que solo necesitaban un poco más de tiempo.

Sin embargo, en septiembre de 1933, Shufelt y todos excepto uno de los miembros originales de su equipo abandonaron oficialmente la búsqueda. No fue que el proyecto se quedara sin dinero, sino que simplemente no encontraron nada y la Junta de Supervisores de Los Ángeles había comenzado a sospechar que estaban siendo engañados. Incluso en ese momento, pocos creían las afirmaciones de Shufelt. Un artículo afirma que fue objeto de burlas por parte de los transeúntes mientras trabajaban. A medida que pasaban los meses, todos parecían darse cuenta de que la historia no era más que aire caliente.

Un reportero llamado Ed Ainsworth escribió burlonamente: "¿No es curioso cómo los antiguos españoles no hacían más que deambular por el país con cargamentos de oro que al parecer nunca quisieron gastar?". No debemos olvidar que el contexto de todo este incidente fue en el punto álgido de la Gran Depresión de Estados Unidos. Miles de hombres desempleados en todo el país estaban en una necesidad desesperada de trabajo y salario. La idea de descubrir un alijo secreto de oro español que sacara a la gente de la pobreza era una perspectiva tentadora. De hecho, gran parte de la excavación se realizó mano con mano con un proyecto de obras públicas para proporcionar empleo a la ciudad de Los Ángeles durante la Depresión. La historia ayudó a motivar a la gente, aunque todo resultara en vano al final.

Todo esto habría caído en el olvido si no fuera por la reaparición de Shufelt en Los Angeles Times en enero de 1934 en el artículo que hemos leído al principio de este texto. Shufelt, tras haber abandonado su proyecto como un fracaso, por alguna razón decidió volver a la prensa por segunda vez con una versión familiar pero modificada de su historia original. En esta nueva versión, no había ninguna mención del mapa de piel de oveja ni de conquistadores españoles. En cambio, Shufelt afirma que todo el tiempo había estado buscando una ciudad antigua perteneciente a una raza de "hombres lagarto". Aquí es también donde oímos por primera vez el personaje del "pequeño jefe" Greenleaf y la leyenda de los Hopi.

¿Por qué cambiar de forma tan drástica y repentina? Shufelt en realidad podría haber copiado a los Zuni y no a los Hopi, ya que los Zuni tenían una leyenda vagamente similar sobre sus antepasados viviendo en cuevas subterráneas. Y esa leyenda dice así: "Nuestros padres eran negros como las cuevas de donde vinieron. Su piel era fría y escamosa como la de las criaturas del barro. Sus ojos eran saltones como los de un búho. Sus oídos eran como los de los murciélagos de las cavernas. Sus pies eran palmeados como los que caminan en lugares húmedos y blandos. Tenían colas largas y cortas según fueran viejos o jóvenes. Los hombres se agachaban al caminar o se arrastraban por el suelo como lagartos. Tenían que caminar erguidos y se agachaban como lo hacían en un mundo cavernoso para no tropezar o caer en la luz incierta".

La versión de Shufelt es una especie de distorsión del mito Zuni original. Según los Zuni, los humanos se originaron en cuevas y eran mucho más parecidos a los animales hasta que salieron a la superficie. Esta mitología es definitivamente interesante y Shufelt aparentemente retorció el mito original para hacerlo sonar mucho más como ciencia ficción de lo que realmente era, agregando "estrellas que caen" y "tecnología avanzada".

Los estudiosos también han señalado que su versión recuerda mucho a los autores de la ciencia ficción de la época, particularmente a las obras de Robert E. Howard (como el famoso Conan el Bárbaro) o de H.P. Lovecraft. Howard creó la raza serpiente Valusia, mientras que Lovecraft escribió historias como "La ciudad sin nombre". Es muy posible que Shufelt estuviera familiarizado con esas historias y utilizara elementos de ambas para sus afirmaciones sobre esa supuesta metrópolis perdida bajo Los Ángeles.

Es posible que Shufelt necesitara financiación adicional y una nueva audiencia. Usando una combinación de mitos Zuni e historias de ciencia ficción que probablemente había leído, produjo un nuevo relato para captar la atención del público y reactivar de nuevo su negocio de búsqueda de tesoros. Murió en 1957 a los 71 años. Su tumba al parecer todavía está en el Valhalla Memorial Park en North Hollywood.

En cuanto a Fort Moore Hill en Los Ángeles, ha sido excavado de forma extensiva desde la época de Shufelt. En 1938, una buena parte de la tierra de la colina fue usada para rellenar Union Station durante la construcción. En 1949, el túnel de Broadway fue demolido para dar paso a la nueva autopista de Hollywood. Ambos proyectos fueron extensos, pero no lograron encontrar ninguna evidencia de catacumbas subterráneas ni de oro.

Las Figuras de Ubaid: Artefactos Antiguos Malinterpretados

¿Qué hay de todos estos artefactos e historias? Las figurillas de Ubaid fueron descubiertas por los arqueólogos por primera vez en la década de 1920, quienes las describieron como "una figura cerámica sin adornos de un hombre". Evidentemente, no las consideraron de los artefactos antiguos más emocionantes o interesantes. Pocos sabían que ese descubrimiento relativamente menor sería proclamado casi un siglo después como una de las piezas centrales de evidencia de una gran conspiración.

Toda la atención que recibieron las figurillas de "hombres lagartos" podría deberse a la falta general de estudios publicados sobre ellas por parte de científicos reales. La ausencia de voces expertas permite que todo tipo de teorías se echen raíces. Los primeros estudios sobre estas figurillas las calificaron como "ofidias", sugiriendo que eran parecidas a serpientes. Es cierto que, al tratarse de un período anterior a la escritura, no sabemos mucho sobre ellas, pero muy bien podrían ser figuras humanas estilizadas.

La cabeza extraña podría ser una máscara usada durante ceremonias u otras ocasiones especiales. O podría tratarse de elongación craneal artificial, una práctica conocida en la región en esa época. Las marcas en el cuerpo podrían ser tatuajes o escarificaciones. Se ha hablado mucho sobre cómo lucen estas figuras y no tanto sobre para qué servían.

Han sido encontradas en tumbas y dentro de asentamientos. No eran juguetes infantiles, ya que no se encontraban en tumbas de niños. Tampoco eran efigies de los difuntos, porque no hay suficientes diferencias entre ellas como para representar personas difuntas. Pero parece que la gente poseía estas figurillas durante su vida y luego eran enterradas con ellas al morir.

No sabemos realmente para qué se usaban estas figurillas ni qué significaban para aquellas personas antiguas. Las consideramos misteriosas simplemente porque no tenemos escritura o folklore que explique su propósito o significado. No necesariamente porque sean especialmente impactantes. Podrían representar todo tipo de cosas: deidades, espíritus guardianes, monstruos fantásticos, ancestros, sacerdotes con máscara. Su aspecto vagamente reptiliano podría ser simplemente producto del estilo artístico y probablemente nunca lo sabremos.

En realidad, estas figurillas probablemente no representen reptilianos alienígenas.

Los Nagas: Seres Mitológicos, no Reptilianos Ocultos

En una línea similar, examinemos los nagas del folklore del sur de Asia. Los nagas pueden encontrarse de hecho en la mitología del sur asiático. Nuestra fuente más antigua sobre los nagas es el épico indio Mahabharata, cuya forma más temprana data del siglo VII o IX a. C. Desde entonces, las historias sobre ellos han sido ampliadas y adornadas.

Se les representa como serpientes, a veces como serpientes sagradas, otras veces mitad serpiente o mitad humano y en ocasiones completamente humanos. El hecho de que no tengan una forma única destaca el aspecto no físico y mágico de los nagas. En las leyendas, algunos son descritos como gobernantes (los nagarajas) y en algunos relatos afirman que provenían de Sri Lanka.

La ciudad subterránea de los nagas, Patala, es en realidad un tipo de inframundo en la cosmología india, como el Hades o el infierno. Se la describe como las profundidades del universo. Los defensores de los reptilianos incluso utilizan imágenes de los stepwells (pozos escalonados) de la India como entradas a Patala.

Pero estos stepwells no son misteriosos para los arqueólogos ni son tan antiguos. Los más antiguos fueron creados en el siglo I d. C. y la mayoría de los más complejos fueron construidos mucho después, entre los años 900 y 1080. Sabemos que fueron construidos por manos humanas con el propósito práctico de recolectar agua. No son entradas a ciudades reptilianas. Estos pozos son medievales.

La Serpiente del Edén: Un Relato de Orígenes, no un Reptiliano Humanoide

En la Biblia, algunos afirman que la serpiente en el Jardín del Edén era un reptiliano completamente humanoide. La interpretación del relato del Génesis sobre el Jardín del Edén ha sido tema de grandes debates durante literalmente siglos. La identidad y la importancia de la serpiente es uno de estos temas.

Hasta donde podemos decir en la historia original, la serpiente del Génesis (Nahash) era simplemente eso, una serpiente. La historia tal como la entendían los antiguos israelitas era que este Nahash simplemente era la primera serpiente creada por Dios, un ancestro de todas las serpientes posteriores, pero con una perturbadora curiosidad. Era la única que podía hablar. La palabra nahash también se usa en otras partes de la Biblia hebrea para referirse a serpientes completamente ordinarias.

Los aspectos del Jardín del Edén sirven como un relato de la creación, una historia que los primeros humanos contaban para explicar fenómenos naturales que encontraban en la vida diaria, algo que es universal para todas las religiones. Desde el principio de todos los tiempos, las personas siempre han hecho preguntas: ¿Por qué llueve? ¿Por qué el parto es tan doloroso? ¿Por qué las serpientes no tienen patas como otros animales? La Biblia está llena de este tipo de explicaciones míticas.

Según los antiguos israelitas, antes de que Dios la castigara, la serpiente tenía patas como un lagarto, pero debido a su astucia fue maldecida a arrastrarse sobre su vientre. También hay similitudes en la historia con el texto antiguo la Epopeya de Gilgamesh, significativamente más antiguo. El rey Gilgamesh quiere alcanzar la inmortalidad y casi lo logra al consumir una flor mágica. Sin embargo, una serpiente se la roba en el último segundo y, como resultado, el animal muda su piel y retiene su juventud, lo que explica por qué las serpientes mudan su piel.

La idea de que la serpiente del Génesis era Satanás o Lucifer disfrazado es una reinterpretación mucho más tardía que merece su propio análisis. Muchos aspectos del relato que interpretamos hoy no se encuentran en el texto original del Génesis. Por ejemplo, las representaciones posteriores en el arte cristiano que muestran la serpiente como una figura femenina humanoide provienen probablemente una vez más de una reinterpretación de la narrativa en la que el personaje de la serpiente fue fusionado con el de Lilith, una especie de súcubo demoníaco con una historia bastante complicada.

También deberíamos hablar de los serafín. En la Biblia se describe como una raza de serpientes y la serpiente del Jardín del Edén sería solo uno de ellos. Serafín es la forma plural de la palabra hebrea saraf, que efectivamente se refiere a un ser sobrenatural o celestial donde la raíz hebrea de la palabra significa "quemar" o "incinerar".

Se ha encontrado iconografía del antiguo reino de Judá que representa a un serafín como una serpiente alada. Tiene similitudes como el Uraeus de Egipto, una serpiente que se creía que escupía fuego. Esto coincide con versículos de la Biblia como Números 21:6 y Deuteronomio 8:15 que hablaban de las "serpientes ardientes" e Isaías 14:29 que hablaba de una serpiente voladora.

Un pasaje del Génesis 3:14 ha sido interpretado por algunos como una prueba de que la serpiente originalmente tenía patas, pero eso no indicaría automáticamente que era humanoide. Después de todo, los humanos no son las únicas criaturas con patas.

En realidad, los humanos somos una especie increíblemente creativa e imaginativa. Nos encanta inventar cosas. Las mitologías del mundo están llenas de quimeras, monstruos hechos de diferentes partes de animales reales combinados de forma aleatoria. La mitología sumeria tenía toros con rostros humanos y alas de águila. Tenía sirenas y hombres escorpión. Los egipcios tenían hombres con cabeza de chacal y criaturas híbridas de hipopótamo y cocodrilo.

Reflexiones Finales: ¿Mitos, Advertencias o la Sombra de una Verdad Oculta?

Al final del día, estas historias son eso: historias. O quizás son fragmentos distorsionados de un recuerdo antiguo, ecos de un encuentro que nuestras culturas transformaron en mitos.

¿Y si no se trata de pruebas, sino de advertencias? ¿Y si detrás de estas figuras, relatos y leyendas hay algo que simplemente no hemos sabido interpretar del todo? Tal vez no se trata de si los reptilianos existen o no. Tal vez la verdadera pregunta es ¿por qué tantas civilizaciones distintas sin contacto entre sí dibujaron los mismos ojos alargados, las mismas escamas y los mismos guardianes subterráneos?

¿Y si aún viven entre nosotros? ¿Dónde están ahora? Es todo un enigma que nos trae de cabeza. También hay muchos testimonios que los han visto en cuevas en el Amazonas y en todas partes del mundo, pero no lo sé.

¿Qué opináis vosotros? Os invito a compartir vuestras reflexiones, teorías y experiencias en los comentarios. ¿Creéis en la existencia de los reptilianos? ¿Consideráis que las "pruebas" son convincentes? La verdad, como siempre, permanece oculta entre las sombras de la duda.