El Más Allá: Un Viaje de Tres Días y una Decisión que Cambió una Vida

En las sombras del entendimiento humano, donde la ciencia y la espiritualidad convergen en un baile enigmático, se despliegan experiencias que desafían nuestra percepción de la realidad. Hoy, nos adentraremos en el testimonio de Andrés San Pedro, un hombre cuya existencia fue zarandeada por una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM), un viaje a través del velo que separa la vida de lo desconocido. Prepárense para cuestionar sus certezas, porque lo que están a punto de leer trasciende los límites de lo tangible, sumergiéndonos en un territorio donde la luz y la oscuridad se entrelazan en una danza cósmica.

El Despertar a Otra Realidad

"Mi mujer me coge la mano y digo me mareo, me caigo". Estas fueron, quizás, las últimas palabras que Andrés pronunció en esta realidad antes de ser catapultado a otra. Un sábado aparentemente normal, un curso de baile, y de repente… la consciencia disociada del cuerpo, flotando en el techo, observando una escena tan familiar como ajena.

Andrés, un osteópata de 51 años, casado, nos relata cómo un evento en 2017 transformó radicalmente su vida. Pero antes de sumergirnos en los detalles de su ECM, es crucial entender el contexto en el que se desenvolvía. Andrés, un hombre de ciencia, dedicado a la osteopatía y la terapia física, se debatía en una crisis existencial, cuestionando el propósito de su vida y su profesión. Este vacío, esta búsqueda de algo más allá de lo tangible, quizás fue el catalizador que lo llevó a cruzar el umbral.

El Desplome y la Disociación

Era un 13 de mayo de 2017. Andrés y su mujer asistían a un curso de salsa. Un día normal, hasta que su corazón falló. Una parada cardíaca lo desplomó en el suelo.

"Lo siguiente que yo veo, siento, recuerdo, es que estoy flotando en el techo viendo mi cuerpo en el suelo tumbado."

Consciente, pero a la vez separado de su cuerpo, observaba cómo intentaban reanimarlo. La desesperación de su mujer, el pánico en los rostros de los presentes, todo era visible desde su posición etérea. Sintió la urgencia de volver, de meterse en su cuerpo, pero éste lo rechazaba.

"Es como tener tu coche con la puerta abierta y querer entrar, pero el cuerpo me rechazaba, sentía que me escupía."

En medio de la confusión, una figura emergió, una joven llamada Lourdes, un ángel de la guarda enviado en el momento preciso. Ella aplicó RCP, luchando por traerlo de vuelta. Andrés la describe con detalle, a pesar de no haberla conocido antes. Este detalle, la precisión en su descripción, es uno de los elementos que descarta la posibilidad de un simple sueño. Andrés pudo describir su ropa, su pelo, a esta chica que acababa de llegar de guardia y se le dijo que fuese a bailar.

La Llamada de la Luz

Mientras Lourdes luchaba por mantenerlo con vida, una luz se manifestó a la derecha de Andrés. No una luz cegadora, sino una presencia reconfortante, que le hablaba con una voz que transmitía paz y autoridad.

"Tienes que venir conmigo", le decía la voz.

Y entonces, sintió cómo era absorbido, como si una fuerza invisible lo arrastrara hacia atrás. De repente, se encontraba flotando en el espacio, rodeado de estrellas, envuelto en una burbuja de luz y paz.

"Era como un astronauta sin traje flotando por el espacio entre las estrellas. Una sensación de envuelto en una burbuja de luz, de paz."

En ese estado, la voz lo guiaba, asegurándole que todo estaba bien, instándolo a soltar y confiar. La pregunta inevitable surgió: "¿Me he muerto?". La respuesta lo descolocó por completo: "¿Aquí estás como en la tierra?"

El Descenso al Jardín Cósmico

Lo que siguió fue un viaje a un lugar que desafía toda descripción. Andrés fue transportado a una especie de jardín, un paisaje sereno donde la tierra, la hierba y los árboles se entrelazaban en perfecta armonía. Aquí, la voz que lo había guiado se reveló como su abuela, fallecida años atrás. Pero no era la imagen de su abuela anciana, sino una presencia radiante, llena de vitalidad y amor.

"Mi abuela me dio un abrazo, un beso, y dije, ¿pero qué está pasando?"

En este lugar, el tiempo y el espacio perdían su significado. El silencio no existía. Alrededor de Andrés, comenzaron a aparecer otras entidades, algunas desconocidas, otras familiares. Su abuelo, a pesar de las disputas que habían marcado su relación en vida, se mostraba radiante de amor hacia su abuela. Un amigo, fallecido a temprana edad, lo recibió con un abrazo caluroso.

"¿Me he muerto?", preguntó una vez más Andrés.

La respuesta, una vez más, desdibujó los límites de su comprensión: "No estás muerto, pero tienes que venir, tienes que estar aquí porque vas a aprender lo que llevas tiempo buscando".

Avalon: La Ciudad Energética

Este jardín, este lugar de encuentro, era parte de algo mucho más grande, una ciudad energética llamada Avalon. Un nombre que resonaba en la memoria de Andrés, evocando leyendas artúricas y mundos de fantasía.

"Estás en tu ciudad energética, este es tu origen."

En Avalon, Andrés recibió enseñanzas que trascendían los límites del conocimiento terrenal. Se le mostraron verdades sobre el universo, sobre el origen de las almas, sobre la conexión entre todos los seres. Aprendió que todo lo que existe en la Tierra es una proyección, una imagen imperfecta de la realidad superior.

En este estado de trascendencia, Andrés recibió un mando a distancia, un dispositivo que le permitía manifestar la realidad que deseara. Pajaros en vuelo, animales salvajes… Solo pensar en ello, y se manifestaban frente a él. Sus abuelos le explicaron que este jardin era el lugar donde ellos y otros seres descansaban y se preparaban para nuevas tareas. Él tenia que descansar y meditar con ellos. Estaban preparando a Andrés para tomar uan decisión, que luego sería crucial.

La Decisión Crucial, Volver o Quedarse

Después de tres días terrestres, o lo que pareció ser el equivalente en Avalon, llegó el momento de tomar una decisión. Se enfrentaba a una encrucijada: quedarse en ese lugar de paz y armonía, o regresar a la vida terrenal, con sus desafíos y limitaciones.

"La decisión no era otra que, ahora que has entendido tu vida, tienes que decir si quieres quedarte aquí o quieres volver a la tierra."

Andrés revela que le dijeron que su alma es sanadora. Que no es feliz si no vive de esa forma.
La elección no era fácil. Avalon representaba la plenitud, la conexión con su esencia. Pero en la Tierra lo esperaban su mujer, sus hijas, su familia. Y, sobre todo, la convicción de que con el conocimiento adquirido en Avalon, podía ayudar a otros a sanar, a encontrar su propio camino.

Eligió volver.

El Marcapasos Energético y el Encuentro con lo Divíno

Antes de retornar, Andrés tuvo un encuentro con una entidad que describe como un ser con barba, ojos claros, que le hablaba sin abrir la boca. Un ser que identificó, tras años de reflexión, como Jesús. A través de sus ojos, Andrés vislumbró la creación del universo, el nacimiento de las almas. Recibió respuestas a las preguntas que siempre había atormentado su mente.

También tuvo un encuentro con un ser de luz no humano, de una altura imponente, que le colocó un "marcapasos energético" en el pecho. Este dispositivo, le explicaron, facilitaría la adaptación de su cuerpo al marcapasos físico que le implantarían en la Tierra. Este es el por qué de muchos rechazos en la donación de órganos. El organo o cuerpo receptor debe de estar preparado para el órgano.

El Regreso y la Lucha por la Adaptación

El camino de regreso fue vertiginoso. Salió de Avalon para encontrarse en una especie de túnel, atestado de seres de diferentes razas y orígenes, esperando su turno para encarnar o regresar a sus mundos. En ese lugar conoció a Merlín y se reecontró con él en muchos otros planos.
Volvió a su cuerpo justo antes de que los médicos lo despertaran del coma. La sensación fue aterradora: encerrado, limitado, atrapado en un cuerpo físico.

"Fue una sensación de ponerme un traje de neopreno, me estoy enjaulando", explica.

Al despertar, se encontró rodeado de médicos y familiares, quienes le explicaron que había sufrido una parada cardíaca. Intentó contarles sobre su viaje, sobre Avalon, sobre los seres que había conocido, pero fue silenciado. Lo tomaron por un delirio, una consecuencia del coma.

Los días siguientes fueron una lucha constante. Se sentía incomprendido, aislado, cuestionando la realidad de su experiencia. Intentaron convencerlo que era un simple sueño, producto de su imaginación.

"¿Me lo habría imaginado? ¿Qué [ __ ] está pasando?"

Pero en lo profundo de su ser, Andrés sabía que lo que había vivido era real. La sensación, las emociones, las enseñanzas, todo era demasiado vívido para ser una simple fantasía.

La Nueva Realidad: Un Sanador en Acción

Tras recibir el alta, Andrés se enfrentó al desafío de integrar su experiencia en su vida cotidiana. Su visión del mundo había cambiado radicalmente, pero su entorno seguía siendo el mismo.

"Han cambiado mis sesiones en consulta. Sigo siendo osteópata, masajista, pero ahora trabajo desde otro lugar, otro nivel, otros planos."

Descubrió que su capacidad para sanar se había amplificado. Ya no se limitaba a tratar el cuerpo físico, sino que podía conectar con la energía y las emociones de sus pacientes, ayudándolos a liberar bloqueos y sanar desde la raíz.

Andrés se convirtió en un canal, un puente entre el mundo terrenal y las dimensiones superiores. Su consulta se transformó en un espacio sagrado, donde la sanación trascendía los límites de la medicina convencional.

Las Pruebas y las Confirmaciones

A lo largo de los años, Andrés ha recibido numerosas pruebas y confirmaciones de la realidad de su ECM. Encuentros con personas que le han revelado detalles de su experiencia, sincronicidades que desafían toda lógica, sueños lúcidos en los que ha revivido su viaje a Avalon.

Una de las anécdotas más impactantes es la historia de la pelota del perro. Tras una conversación con el mago Merlín, una pelota inusual apareció en su jardín, una pelota que había desaparecido misteriosamente, una pelota que nadie conocía.

Reflexiones Finales

La experiencia de Andrés San Pedro es un testimonio poderoso de la capacidad del ser humano para trascender las limitaciones de la realidad física. Su viaje a través del velo nos invita a cuestionar nuestras certezas, a abrirnos a la posibilidad de que existen dimensiones más allá de nuestra comprensión.

Su historia es una confirmación de la existencia del alma, de la conexión entre todos los seres, del poder del amor y la compasión. Y, sobre todo, es un mensaje de esperanza, de que incluso en los momentos más oscuros, la luz siempre está presente, guiándonos hacia nuestro verdadero destino. Cada día más casos y cada día mejores datos de la ECM.

¿Qué opinas sobre la experiencia vivida por Andrés? ¿Crees en la existencia de otras dimensiones? ¿Has tenido alguna experiencia que desafíe tu percepción de la realidad? ¡Deja tus comentarios y debatamos juntos sobre este fascinante tema!.